Si en verdad eres aficionado
a este deporte, sabes lo que representan las dos camisetas. Desde chico me di
cuenta de lo grande que eran ambos equipos por la cantidad de veces que los
miraba en las fases importantes de Libertadores o escuchaba que quedaban
campeones en la liga argentina, recuerdo lo mucho que me impresionaba la
cantidad y calidad de jugadores que exportaban a las ligas más importantes del
mundo.
Me gusta cómo se expresan
los aficionados cuando se les pregunta por su club, se nota como sienten los
colores, lo que hacen o dejan de hacer por ir a ver un partido, por comprar una
camiseta, o llevar tatuado el escudo, respetar a las grandes figuras. Es una
especie de sentimiento ser hincha de Boca o River.
Por suerte si le quieren
decir así, tuve la oportunidad de estar presente 7 días en la ciudad y país donde
a mi percepción se vive el fútbol más intensamente que en cualquier parte del
mundo, me refiero a Buenos Aires, Argentina.
Desde hace muchos años soy
(era) seguidor de Boca Juniors, había leído comentarios de lo increíble que es
presenciar un partido en La Bombonera, que hasta tiembla de tanto que la gente
no deja saltar y cantar por más de 90 minutos, los comentarios de futbolistas y
ex – futbolistas, me decía que era algo que tenía que presenciar en vivo, además
de que en Boca han jugado algunos de mis primeros ídolos en este deporte como
lo son Maradona y Riquelme.
Sabía que por las fechas en
las que estaría en Buenos Aires no podría ver un partido en vivo, lo único que pedía
era entrar a la cancha, a estar 10 minutos yo solo sentado en alguna parte de
las tribunas, recordando a cuantas estrellas no mire pisar esa cancha, viajaba
desde tan lejos con esa ilusión.
En cuanto tuve tiempo libre
compre un boleto de un autobús que te llevaba a recorrer los puntos importantes
de la ciudad, obvio uno de ellos era la Bombonera, pude haber bajado frente al
estadio, pero decidí bajar dos lugares antes del tour porque quera caminar por
todo el famoso barrio de la Boca. Es un barrio muy bravo, se encuentra a metros de la zona de carga y descarga de los barcos pesqueros, donde hace más de 110 años los navegantes italianos de la ciudad de Genova inculcaron el gusto por el futbol a los argentinos, la mayoría de las
casas y locales tienen algo referente al equipo, los graffiti´s son sobre
Maradona, Carlitos Tevéz, Riquelme, Palermo, etc. Y de repente a medio barrio
te encuentras con el estadio, ni si quiera hay lugar para estacionarse, es una atmósfera futbolera increíble.
Resulta que a menos de una semana se jugaba la
ida de la semifinal de la Copa Sudamericana entre Boca Juniors y River Plate.
En un partido así la administración del club solo le vende un máximo de 2 o 3
boletos a cada socio, un día antes de que estuviera en el estadio, hubo una
riña por los boletos para el clásico, lo que ocasiono que Boca Juniors cerrará el acceso al Museo y por ende al acceso a la
cancha. Aja, dejándome sin ir a cumplir mi sueño de estar sentado viendo un
simple campo de fútbol. Además de que la gente que trabaja en el Club se portó
un tanto grosera, los aficionados se portaron excelentes conmigo, algunos hasta
me felicitaron por ser mexicano y tenerle un tal aprecio a su equipo. Visite
otro día el estadio y corrí con la misma mala suerte.
Pude también visitar la
contra parte de Boca, que es River Plate, no imaginaba como era la zona donde
se ubica el Monumental que es su cancha. Me levante temprano el viernes 14 de noviembre
para tomar un taxi con destino al Monumental, con motivo de que entrevistaría a
un futbolista mexicano que se encuentra en las inferiores del club. Al llegar me encontré que es una zona totalmente distinta a la de Boca, un barrio de gente de
dinero a mi parecer, buenas casas, enfrente del estadio hay una agencia
Chevrolet y un carwash, la gente ordenada comprando sus entradas, se podía entablar
buenas conversaciones con respecto a futbol con ellos, sin ser alzados o muy
sobrados los de seguridad haciendo bien su trabajo, trato respetuoso hacia mi
persona. Conocí a un socio del club y me ayudó a comprar un pase de invitado especial al
estadio, pude entrar hasta los vestidores del equipo, ver entre los pasillos
las copas que ha ganado River, tomar fotos dentro del estadio, estar en la cafetería
del equipo, en sus campos de entrenamientos, estuve por horas dentro de las
instalaciones, hasta que me enfade de tanto River Plate me fui de ahí. Lo que
me hizo reflexionar en cuanto a tratos con mi persona, lugar donde se encuentra
el estadio, planteles, historia, aficionados, camiseta, colores, si de verdad
era aficionado a Boca Juniors, pensando llegue a la conclusión que solo lo soy
de Juan Román Riquelme.
Me di cuenta de que es Boca
o River. Blanco o Negro. Bosteros o Millonarios. La Bombonera o El Monumental.
Francescoli o Riquelme. Azul y Amarillo o Blanco y Rojo. Son totalmente
distintos, pero tan iguales sus aficionados en la pasión que derrochan por sus
equipos.
Termine siendo aficionado de
River Plate, cosa que nunca imaginé, me gustó más el trato, el respeto a sus
figuras, el estadio, el barrio, el uniforme, los colores, la manera de afrontar
la adversidad que fue el descenso, me identifique más con sus aficionados, por
el momento que viven.
Siempre que se juegue un Superclásico estaré orgulloso de usar
mi camiseta de River Plate ya que es un recuerdo el buen rato que pase en Buenos Aires.
En un futuro no muy lejano
quiero viajar por todas partes presenciando los clásicos más importantes del
mundo y compartiéndoles mis experiencias en cada ciudad o país donde se vive
con mucha intensidad este deporte, esta vez no pude estar ni cerca de conseguir
boletos para el juego, pero me llevo conmigo recuerdos
que nunca pensé en tener.
Twitter:@JuanHeribertoMF