Es
el 21 de febrero del 2015, el escenario es la colonia Noche Buena del Distrito
Federal, para ser más exacto, en el Estadio Azul. Es la séptima jornada, se
juega el minuto 83’ de un Cruz Azul – Guadalajara, tiro libre para los tapatíos al borde del área grande que
convierte en gol Marco Fabián, quien no festeja efusivamente por respeto a su ex
equipo y agradece con las manos al cielo, en memoria de su hermano.
Cruz
Azul pierde el invicto y tambalea su liderato del torneo, un Chivas que se juega la permanencia le
ha hecho dos goles en 5 minutos. ¿Cómo se llama eso? Algunos ya le llaman “Cruz Azulear”, prefiero decirle “resultadismo”
(Resultadismo,
es una expresión futbolera que no tiene un punto de partida, se podría demorar horas en definir su concepto, tanto
como hoy en día definir si el mejor jugador del mundo es un argentino o un portugués)
Varios
técnicos del futbol mexicano son “resultadistas” por la manera en la que
proponen el futbol que desarrolla su equipo. Lo veo todas las semanas, tal
equipo maneja bien el balón, tiene llegada, termina sus jugadas con ataques
peligrosos, llega el gol por el que se trabaja en la semana, y en ocasiones se
percibe, el equipo tiene para anotar más, para ir al frente y dar un buen
partido ofensivo… pero al entrenador le pasa por la mente lo contrario, varias
veces con el 1-0 dejan de proponer y deciden cambiar algún jugador, cambiar de
esquema, dejar de presionar la salida del rival y tirarse a defender, esperando
un contragolpe, ante esto está por demás mencionar lo importante que es la reacción
del rival, quien al verse superado por momentos y que de repente tenga la
oportunidad de contar con más iniciativa, decide atacar, poner más gente en la
delantera, ajustar el medio campo.
¿Y que termina sucediendo? Empates de último
minuto como el Toluca – Santos de la semana pasada, o que te hagan 2 goles en 5
minutos, en un partido que en el 1er tiempo dominabas cómodamente como es el
caso del Cruz Azul – Chivas.
Varios
factores pueden influir al momento de dejar de proponer con el balón en un
partido y amarrarse a defender un resultado. De esa mencionada variedad de
factores, existen dos que son de llamar la atención, el primero es la falta de
mentalidad de equipos “grandes” tenemos varios equipos “populares” pero un
grande de momento no, no quiere decir que nunca un equipo en verdad grande se
haya tirado atrás para logar un resultado, lo que destaca es la trascendencia
del resultado que buscan y que han
encontrado.
No dejar de proponer al comienzo del 2do tiempo un 1-0 contra un
equipo con hambre de triunfo en problemas de descenso.
Otro
factor, es el sistema de competencia, un torneo tan corto exige resultados en
un tiempo más corto que en otros lugares del mundo, acá si el técnico, no suma
algunos puntos en las primeras cinco jornadas, ya tiene la soga al cuello.
El
verano pasado el “resultadismo” llego
a un lugar donde nunca lo quisimos encontrar, fue invitado al estadio Castelao, en Brasil, aproximadamente al
minuto 61’, ¿de qué partido era? Nada y más y nada menos que la antesala de nuestra
obsesión en Copas del Mundo, un desconocido quinto partido. México jugaba
contra Holanda los octavos de final, con gol de Giovanni Dos Santos se ganaba
1-0 en el 48’, nuestra selección jugaba con un 5-3-2 al minuto 61’ Miguel
Herrera y su cuerpo técnico deciden sacar a Gio y meter a Javier Aquino, y por
ende cambiar de esquema a un 5-4-1 ese único hombre en punta era Oribe Peralta
un peligro latente, quien para el minuto 78’ ya estaría chochando las palmas y
deseando buena suerte a Javier Hernández, alguien quien también es un goleador,
pero solo en punta difícilmente puede causar peligro. Del momento del ultimo cambio al momento en el que
el árbitro silbará el final del partido NO quedaba mucho tiempo, pero lo que ocurrió
después del 78’ SI se quedará por mucho tiempo en nuestra memoria…
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